Vista de Málaga desde "El Palo" |
Por ello nos hemos decidido por una escapada loca, sin mas, mañana sábado nos vamos a disfrutar de un día donde veamos al astro rey, (eso al menos dicen los meteorólogos) y podamos hacer una excursión en bicicleta por la cada día mas hermosa ciudad de Málaga, junto al mar que tanto añoramos.
Todo perfecto hasta que decidimos poner el portabicicletas en la baca del coche, que con mas de veinte años todavía nos sirve, pero ..... no es tan fácil encontrar las llaves de su cerradura. En fin, después de hurgar en el baúl de los recuerdos encontramos el llavero y con cien herramientas conseguimos dejarlo todo bien sujeto para la salida.
Se ha hecho tarde, hemos terminado a la noche y dejamos que el coche duerma fuera con las bicicletas. Cae una tormenta impresionante que las deja limpias como la patena y nos deja dudas para el pronostico del tiempo para el día siguiente.
Por fin, arrancamos a la mañana siguiente. Despacio, ilusionados, como si cada minuto fuera el último de unas vacaciones que no volverán, nos acercamos a la costa y se va abriendo el cielo.
Aparcamos en el Paseo de mi tocayo Antonio Banderas y preparamos nuestros corceles de pedales para la excursión. El día es perfecto, soleado y con una temperatura de 21ºC, las nubes pincelan el cielo pero no amenazan tormenta. ¡¡¡ EN MARCHA !!!.
El viento sobre el rostro, otros velocípedos cruzándose, patinadores de todas las edades, perros corriendo, ..... hoy parece que todo está en movimiento.
Nosotros nos dejamos llevar por el carril para bicicletas en dirección norte hasta que se termina en la estación Mª Zambrano, por lo que volvemos a un punto donde decidimos nuestra propia ruta: cruzamos el rio Guadalmedina, el viejo puerto de mercancías, disfrutamos de las bellas mansiones del Paseo de España, con sus magníficos jardines, y nos dirigimos desde el puerto náutico hacia el Paseo de P. Picasso que nos conduce al lejano barrio de "El Palo". Al acercarnos nos cruzamos con un antiguo balneario abandonado junto al mar. Ahora es un restaurante demodé, donde sentado en su destartalada terraza cerca de un abandonado jardín, se acercan las olas del mar, se observa a los pescadores de fortuna, y nos evoca imágenes de desvencijadas casonas cubanas junto al mar Caribe.
Durante el recorrido de casi dos horas, no abandonamos la orilla del mar, siendo observados continuamente por la hermosa catedral, la antigua alcazaba y el imponente castillo de Gibralfaro en lo más alto.
Pilgrim con una replica de la nao Victoria. |
Eso sí, nadie nos impidió disfrutar del lejano e infinito horizonte verde esmeralda, mirando al mar.
Lo demás es para imaginárselo, pero puedo asegurar que repetiremos.
Figura al pescador preparando los espetos de sardinas sobre la arena de la playa. |
A.O.S.
www.canadadelsacristan.com
P.S.: Málaga es una excelente ciudad para recorrer en bicicleta, pero aún falta para que las infraestructuras estén a la altura de una ciudad que pretende disputarse la capitalidad europea de la cultura. Animo desde estas letras a continuar con las mismas en pro de la cultura, el deporte y una ciudad mas humanizada.
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