Se alojo sin permiso en nuestra casa rural, para disfrutar de nuestro paisaje, nuestras hermosas vistas y el maravilloso néctar de la infinidad de flores multicolor que jalonan las laderas de nuestras colinas salpicadas de olivos y mil flores, y aún mas allá, hasta donde se pierde la vista en el Torcal de Antequera.
Su compañía nos hizo agradable y sorprendentemente novedoso un día que amaneció gratamente cálido, propio de la primavera.
Pasadas unas horas pensamos que nuestra relación era imposible, ya que llegaban por cientos, y evidentemente no podía prolongarse por mas tiempo su visita.
Nuestras infructuosas tentativas para comunicarles la necesidad de que encontraran otro lugar para disfrutar de la naturaleza nos obligó a contactar, según marcan los cánones del protocolo ecológico, con unos apicultores profesionales, que aprovechando la caída de la noche, supieron encandilarlas para ubicarse en una hermosa caja de madera.
Así fueron trasladadas a un lugar donde recolectar el néctar de otras flores, sin que causaran perjuicio alguno a otras personas que se alojaban en La Cañada del Sacristán.
Los designios de la fortuna son insondables, y ese día nos toco el mano de la naturaleza en nuestra puerta para decirnos que solo somos parte de ella.
Hemos tomado nota, la unión hace la fuerza, descubriendo de primera mano el hermoso mundo de las laboriosas, hacendosas y organizadas abejas, esperamos en un futuro próximo colaborar con esta "corte de las flores" para mejorar nuestro sistema de producción ecológica del olivar, así como para favorecer la simbiosis entre estos increíbles insectos y nosotros, produciendo una miel ecológica de calidad.
Una hermosa experiencia.
A.O.S.
www.canadadelsacristan.com
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