Martes 28 de octubre,
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Antequera desde Puente de los Remedios. |
El solano sopla, no quiere dejarnos. Las copas de los olivos danzan al son del viento en un movimiento acompasado como las olas del mar. El sol, oculto por nubes altas, comienza a calentar. Son las 10 de la mañana, y me encuentro pedaleando en el polígono de Antequera donde acabo de dejar el coche para hacer la revisión periódica.
La ruta de vuelta a casa es fácil de seguir. Al fondo del espacio industrial una carretera comunica con la parte antigua de la villa de Antequera, y desde allí a la calle del Henchidero donde, a su terminación, se une con la carretera que nos lleva al Parque Natural del Torcal.
Todos los puntos más importantes del rutómetro de la Transandalus los he memorizado. La ruta al cortijo no serán mas de 30 km, y los contornos de las montañas me son conocidos. La orientación no será un problema.
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Panoramica con fabrica telar. |
Las piernas están frías y el cuerpo desentrenado. Voy pedaleando con un desarrollo muy suave para calentar articulaciones al tiempo que compruebo los mecanismos de la bici. ¡Vaya, empezamos bien!. Los cambios se han atorado y sólo me responden los platos. No hace ni un mes que le hice la revisión y entonces todo parecía funcionar correctamente.
Hace 22 años que hice mi última ruta con la misma bicicleta (la ruta de la Plata, desde Sevilla a Santiago de Compostela). Yo, sin embargo, no soy el mismo. El óxido también se ha apoderado de mi condición física. Creo que hoy voy a encontrar mis límites.
En el corto espacio que se utiliza para callejear, no dejo de sorprenderme por lo hermoso y cuidado de sus calles. La ruta de los antiguos telares junto al río me acompaña hasta la carretera que asciende hasta el Torcal.
El viento sopla muy fuerte, sobre los 60 km/h con rachas aún mas violentas, y lo más importante, lo hace de frente. No es buen comienzo. y toca sufrir antes de tiempo. No consigo avanzar apenas y trato de aerodinamizar todo mi cuerpo sobre el manillar, pero las rachas de viento me vapulean. Busco un desarrollo suave y tengo paciencia. El Nacimiento de la Villa es la primera parada y no está lejos.
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Desvio pasado el naciomiento de la Villa. |
Un ciclista se cruza en sentido contrario, el viento le arrastra con fuerza, desapareciendo de la vista como una centella.
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Ruinas del cortijo de la Alhajuela |
Desviación a la derecha, una señal indica la entrada al surgente de la Villa y al camping que aprovecha este hermoso lugar como zona de residencia a gran numero de familias.
Salgo nuevamente a la carretera, donde en ascensión puede verse la desviación a la izquierda que me lleva por los senderos de montaña que deseo recorrer con “la peregrina”.
El piso es de piedra e irregular, campos arados y un hermoso colmenar encuadran el paisaje. Al fondo del camino se vislumbran las ruinas del Cortijo de la Alhajuela. Comienzo a pedalear disfrutando del paisaje y el camino, que desciende suavemente y me protege del fuerte viento.
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Abrevaderos del Cortijo |
Cruzo una cancela y descubro lo hermoso y grande que hubo de ser este cortijo, a juzgar por sus restos. Ahora un inmenso nogal custodia la entrada y otro hermoso árbol habita en su interior. Frente a la casa, un abrevadero de distintos niveles surte agua a las reses de la finca, y un espacio vallado resguarda un gran estanque que recoge miles de litros de agua, junto a un helipuerto.
El camino tiene peor firme, es irregular y salpicado de piedras, solo apto para pesados vehículos agrícolas y vehículos de dos ruedas. Seguir la ruta es sencillo, no hay pérdida, continuas subidas y bajadas suaves sorteando piedras y correntías, de pie sobre los pedales de la bici. Cabras “bandoleras” (las que pastorean libremente los campos) se cruzan y me siguen con la mirada curiosa.
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Deposito de agua y helipuerto |
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Dejamos atras el P.N. del Torcal |
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Autovia a la vista. |
Sorteo nuevas cancelas y vislumbro la autovía, que alcanzo en apenas quince minutos. El hotel La Yedra me ve pasar por la vía de servicio. Cruzo por el puente al otro lado de la autovía y sigo las indicaciones que me llevan al espacio recreativo de Las Navillas. Esta vez el viento me es favorable, por lo que avanzo raudo, ayudado en las subidas y arrastrado en las bajadas.
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Sierra de Camarolos en el horizonte. |
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Nuevo puente sobre el rio
Guadalhorce. |
Las Navillas está cerrado, no tengo opción de un tentempié y charla, como había pensado. Así que sigo con la esperanza de que el puente sobre el río Guadalhorce haya sido reconstruido. Efectivamente, unos kilómetros más allá lo cruzo y vuelvo a comprobar que no ha faltado la desidia en la reparación: hierros mal apuntalados de barandilla, plásticos y estructuras metálicas abandonadas, …. ¡Para cuándo existirá el interés por un trabajo bien terminado! ¡Siento vergüenza por el estado del puente, por su entorno repleto de basuras, por el abandono de las Instituciones, …!, en fin, sigo con la mirada puesta en el hermoso bosque de ribera que sinuoso sigue al río Guadalhorce, las montañas que perfilan el horizonte, la sierra de Camarolos, con el pico Chamizo de 1641 mts. de altura. Me cambia el humor.
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Carboneras Vva. del Rosario |
Me encuentro con el cruce asfaltado que da la opción de ir a Vva. del Rosario a la derecha o al Cortijo en dirección contraria. Evidentemente mi opción es coger dirección al barrio de Carboneras, como indica la Transandalus, pero yo no me desvío a su entrada a la derecha. El camino me lleva al cruce donde se ubican los buzones de correos y los depósitos de basura. Sigo este nuevo camino a la izquierda, y continuo sin desviaciones hasta que localizo la señal que marca el camino sin asfaltar del cortijo La Cañada del Sacristán. Ahora vienen dos rompepiernas que me van a dejar extenuado, o van hacerme bajar de la bicicleta, (acabo bajando de la bicicleta extenuado).
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Llegamos al camino de La Cañada del Sacristán |
La recompensa está servida. ¡Hogar, dulce hogar!. Mis perros me reciben y Mari Carmen inmortaliza el momento. Sin duda es una ruta para recomendar, pero aconsejo ir mejor preparado, pues mientras escribo estas letras, las esperadas agujetas (hasta de partes que no sabían que existían), no me dejan continuar escribiendo…….
Transandaluseros, ¡buena ruta!.
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¡Prueba superada!. |